
En muchas de sus conferencias, Jiddu Krishnamurti alerta contra la inutilidad de esperar que mejoras de nuestra vida nos “caigan del cielo”, mientras nosotros seguimos instalados en nuestra pereza endémica y nos resistimos a modificar hábitos de conducta que finalmente no hacen más que convertirnos en robots a merced de nuestros programas insertados durante nuestra infancia.
En otro artículo hablé de la moda Ceres, tal vez sustituto (según las estrictas leyes del márquetin por las cuales si el producto no es nuevo no vende lo suficiente) de Plutón, otro planetoide que hizo furor al aterrorizar eficazmente al personal confundiendo la abundancia con el Hades (que además no existe, como las constelaciones). Y oh, sí, la locura de la Era de Acuario. Tampoco al afiliarse al clan de la Conspiración de Acuario de Marilyn Ferguson, nadie que yo sepa tuvo la curiosidad de averiguar cuál era el origen de ese producto mediático. Por si algún lector siente esa curiosidad le recomiendo busque en internet “El Evangelio de Acuario” de Levy Dowling escrito en 1908.
Dis-traer en latín puede traducirse por APARTAR LA ATENCIÓN. Y en nuestro caso siempre es lo mismo, apartar la atención de lo importante: el trabajo real, que señalan la mayoría de los maestros sufís, desde Sócrates a Idries Shah, pasando por Rumi, Omar Khayyam, Shams-i Shirazi, Saadi, etc., es el trabajo sobre uno mismo para conocer el origen y causas de los condicionamientos infantiles que nos convierten en robots y crean el espejismo de pensar que entendemos lo que estamos viviendo y le llamamos la realidad. De muy antiguo el mundo hinduista a esa ilusión óptica le llamó “El Maya”.
Esos condicionamientos infantiles son extraordinariamente fuertes y se alimentan precisamente de creer que lo que entendemos por nuestras vidas, motivaciones, objetivos, anhelos… ¡ESPERANZAS! Son reales. Esta es la mejor arma de protección de tal castillo inexpugnable. Como diría Rumi en su famoso aforismo: “El ser humano vive en un calabozo y se da cuenta que la puerta está abierta, pero no se atreve a salir”. A este propósito recuerde se también a Eric Fromm en su “El Miedo a la Libertad”
Leemos mensajes como estos, que resbalan como gotas de rocío sobre la piel de acero inoxidable de ese “Yo Robot”, y seguimos igual, ocupándonos de nuestras envidias, deseos, ambiciones, pronunciamientos dogmáticos, afirmándonos en nuestros valores… sin atrevernos, sin embargo, a meternos a fondo para descubrir qué fue lo que los construyó y consume inútilmente nuestras vidas.
Juan Trigo
Septiembre 23
Gracias Maestro Juan por estar siempre en nuestros corazones, enseñándonos.
Un beso enorme.
Gracias a vosotros por permitirmelo.
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida…
Recuerde: Recobre la conciencia al despertar.
Que despiertan las almas que viven soñando y no son conscientes de la realidad.
VAMOS ARRIBA A DESPERTAR !!!
Cómo el recordar el placer (pasado) da dolor.
Comparto totalmente contigo. Muy buen artículo maestro. Me satisface ser alumna tuya. Un beso de una taurina
Muchas gracias Lydia,
Un placer compartir contigo.
Abrazos