Para que no afecte nuestra vida de adultos y ya que estamos aquí vivamos lo mas plenamente posible, utilizamos el llamado “Método del Ajedrez” para contemplar nuestro mapa familiar con el objeto de entenderlo objetivamente y dejar de seguir siendo sus siervos.

Cada persona tiene su propio tablero y las formas son variadas; no todos son un cuadrado, y presentan ramificaciones, subtableros, derivados del tablero principal. Algunos son ovales, pocos perfectamente circulares. Los hay triangulares y muchos son poligonales.

Las piezas sí que siguen un patrón más o menos uniforme para cada cultura, por lo menos las piezas principales, porque detrás o al lado de las piezas principales podemos encontrar gran variedad de piezas adheridas al cuadro principal, incluso que no forman parte de lo que se denomina la “familia biológica”, y alguna de esas piezas tienen una importancia sorprendente.

En lo que se refiere a las reglas del juego ocurre algo bastante más complejo, pues, cuanto mayor es la distancia que una cultura en cuestión desea interponer respecto de la familia de los mamíferos, nuestros semejantes en el planeta, las variaciones toman caminos tan inesperados como imaginativos. 

El objetivo del juego es entender nuestro mapa familiar. Pero no para liberarnos, eso es neuronalmente imposible, sino para sortear sus efectos tóxicos, y tener en cuenta que los efectos bondadosos son un alimento para nuestra adultez. Por eso no hay que eliminar nada ya que corremos el peligro de eliminar lo que nos beneficia.

Juan Trigo

Noviembre 2022